Friday, January 24, 2020

Danzando con la climatología



¿Podemos aprender de la climatología?
¿Qué nos dicen los fenómenos meteorológicos de nosotros?
¿Estamos relacionados de alguna manera con ellos?

A lo largo de estos días, en una buena parte de nuestro país hemos vivido una climatología intensa. Hemos visto como los elementos Agua y Aire se desplegaban a nuestro alrededor mostrando toda su magnificencia.

Y a pesar de que la mayoría de nosotros lo percibimos como un fenómeno externo a nosotros, e incluso ajeno y perturbador porque va más allá de nuestra capacidad por controlarlo, y nos desafía con su presencia. Lejos está de ser cierto. Porque todo lo que ocurre “fuera” de nosotros es una magnífica y amorosa expresión de lo que sucede en nuestro interior.

Dejadme que me explique…
Los humanos nos encontramos en unos momentos que nos sentimos satisfechos porque pensamos que podemos controlar el mundo. Pensamos que controlamos los cauces de los ríos y las aguas. Y vemos las aguas como un elemento que necesitamos para sobrevivir, pero ajeno a nosotros, algo a utilizar a nuestro antojo, controlar y manipular.  Cuando, controlándolo y construyendo presas y diques hemos bloqueado el ciclo natural de las aguas. No solo hemos entorpecido, sino bloqueado el curso natural de los ciclos de las aguas en todo el planeta. Y debido a ello, hay zonas con escasez y grandes sequías mientras otras se inundan con frecuencia.

Pero hay más…
¿Sabíais que en el antiguo Egipto cuando el Nilo se desbordaba era motivo de celebración? Porque significaba que las tierras adyacentes eran fertilizadas y habría buenas cosechas. El desbordamiento del Nilo se celebraba, se danzaba y se cantaba dando gracias al Universo por proveer en abundancia. Ya que lo vivían como una manifestación del Amor del Universo… veían el desbordamiento del Nilo como un signo a través del cual el Amor del Universo se volcaba hacia ellos, con todos sus dones de abundancia, prosperidad y luz.

En cambio, ahora vivimos el desbordamiento de un rio, o la fuerza arrasadora de las olas del mar, como una catástrofe. Porque está en juego nuestro dinero por todas las construcciones que han sido deterioradas por las aguas descontroladas del río o del mar. Porque está en juego nuestro orgullo, al ver cómo todo lo construido para controlar el cauce y los límites del mar, incluso construyendo viviendas cercanas como si pensáramos que aquellas aguas que se mecen delante de nuestras narices nunca se moverán ni se expresarán. Y que se mantendrán siempre bien controladas para nuestro uso y disfrute.
O creamos playas y todo de complejos turísticos alrededor con el solo propósito de ganar dinero, viendo la naturaleza como una fuente de ganancias en vez de un lugar precioso donde vivir, pasear y disfrutar de su presencia y su energía amorosa.
Mientras la presencia amorosa de la Tierra, a través de su cuerpo y de su energía, armoniza y dulcifica estos fenómenos climatológicos mucho. Pero nunca atravesando las fronteras de nuestro libre albedrío. Porque hay unos límites a partir de los cuales, hay un aprendizaje a realizar por todos y cada uno de nosotros. Y la Tierra, igual como todo ser vivo, por muy amoroso que sea, no puede atravesar porque estaría contraviniendo una de las leyes de este universo, que justamente es la Ley del Libre Albedrío… una ley que aún no hemos aprendido a usar, pero que nos abre un campo infinito de posibilidades a vivir.

Este cambio de percepción de la realidad que vivimos actualmente se remonta y desde hace unos 4 siglos, a través de los cuales nos hemos ido enfocando cada a vez más en vivir desde la razón, despreciando y apartando todo lo que fuera espiritual, relativo al alma y que los sentidos físicos no pudieran percibir. Al hacerlo, nos hemos olvidado de que los elementos tienen alma, igual que nosotros. Y su alma está conectada con la nuestra… porque somos Uno con ellos.
Ellos representan nuestros ancestros más lejanos… ellos han sido los creadores responsables de crear unos fundamentos a partir de los cuales nuestras almas y cuerpos pudiesen encarnarse, sustentarse y realizar caminos de vida. ellos son los principales responsables de que podamos vivir en este planeta y expresar nuestra Esencia de Luz mientras nos sumergimos en los mundos físicos para conocerlos, expresarnos a través de ellos y sanarnos.

Queridos, hay una ley del Universo que nos dice que “tal como es arriba, es abajo; y tal como es adentro, es afuera. Porque no hay nada fuera de nosotros que no resida en nuestro interior”. Y esta ley nos indica que todo lo que sucede a nuestro alrededor nosotros contribuimos a su expresión y manifestación. Que no somos ajenos a lo que sucede. Incluyendo la climatología…
Pero también nos indica que nuestro potencial es mucho más potente y fuerte de lo que pensamos.

Las Aguas están conectadas con nuestras emociones y sentimientos, y con las aguas de nuestro cuerpo… ¿controlamos nuestras emociones hasta que se desbordan? ¿son tóxicas y “sucias” los líquidos que circulan por nuestro cuerpo? ¿por qué a veces las lluvias se expresan de forma arrobadora provocando que los ríos y mares se manifiesten con todo su potencial pleno?
Igual porque hay mucha tristeza en la humanidad… demasiada tristeza que intentamos no ver, girando la vista ante las guerras y abusos que sufren, y sufrimos, una buena parte de la humanidad, sin empatía ni compasión…
Igual porque nos hemos olvidado de que somos co-partícipes de la vida en la Tierra.
Igual nos hemos olvidado de que el sufrimiento de los demás, por lejos que vivan de nosotros, es también nuestro propio sufrimiento, y lo llevamos dentro, acumulándose en nuestro corazón, sin darnos cuenta de ello. Aunque, sin darnos cuenta también, nos vamos protegiendo cada vez más, acorazando y apartando de la vida, encogiéndonos y haciéndonos pequeños, pensando que no podemos hacer nada para remediarlo.

Pero hay más…
¿Quién no se ha sentido triste, melancólico o incluso deprimido o desolado en días grises o lluviosos? Mientras que cuando sale el sol, parece que la alegría nos regresa y nos sentimos más abiertos a la vida y optimistas. Indicándonos hasta qué punto el clima nos afecta.

Por todo ello, podemos sentir que no podemos hacer nada ante los evento climatológicos, cuando, en verdad, podemos hacer mucho.

Por un lado, y más importante de lo que parece, podemos ayudarnos a desintoxicar nuestro cuerpo. Y con ello, nos ayudaremos a desintoxicar los líquidos de nuestro cuerpo, facilitando que las emociones que hay atrapadas en nuestro interior surjan y se liberen fácilmente.

Por otro lado, podemos empezar a reflexionar cómo bloqueamos y controlamos nuestras emociones. ¿Qué emociones hay en nuestro interior que tenemos miedo de ver y reconocer?
Las emociones son energías en movimiento. Y los humanos las bloqueamos sin saber qué hacer con ellas, porque dejamos que la razón y la lógica prime sobre nosotros y gobierne nuestras vidas. Pero podemos transmutarlas. Y siempre, siempre, podemos escoger qué tipo de emociones sentimos, independientemente de las situaciones que vivimos.
Porque las situaciones no generan emociones, sino que solo hacen aflorar las que ya residen en nuestro interior. En realidad, no somos víctimas de las situaciones, sino que podemos ser maestros de ellas, y ser nosotros quienes las manejamos y las redirigimos hacia el corazón para devolverlas a su justo lugar: situaciones que nos dan la oportunidad para conocernos mejor, expresarnos y sanarnos desde el corazón.
Siempre podemos escoger sentir alegría en vez de tristeza, compasión en vez de rabia o resentimiento, aunque nos cueste un tiempo alcanzar la maestría en ello. Porque si solo nos dejamos llevar, nuestras emociones alimentan las ya existentes en el inconsciente colectivo. Alimentan los egos. Y a las personas que se alimentan de esos egos (gente con afán de poder, avaricia y de control sobre los demás y sobre el mundo). Pero también nos alimentamos nosotros de ellas, sin darnos cuenta. Y nos mantenemos dentro de un ciclo vicioso del cual no sabemos salir.

Aunque hay más…
Sabíais que el viento trae mensajes de la Tierra y del Cosmos. Pero cuando es huracanado expresa pensamientos humanos, y no solo diferencia de presiones entre un lugar y otro. ¿Qué pensamientos no queremos reconocer en nosotros que son destructivos?
Las rayos pueden ser expresión de los deseos de muchas personas hacia un colectivo. Y los truenos, las intenciones de muchas personas hacia un colectivo… ¿queremos que ciertas personas desaparezcan de nuestras vidas? Sean éstas lejanas o cercanas…
¿Pensamos que así la vida será más fácil, que la incomodidad habrá desaparecido o que habrá recursos para todos? Puede que sea así por un tiempo. Pero al cabo de unos meses o unos pocos años, el orgullo, afán de poder y avaricia volverán a la carga manifestándose a través nuestro en forma de escasez para algunos, represión, falta de libertad… Y, entonces, ¿volveremos a desear que nuevos colectivos sean destruidos, contribuyendo a la creación de grandes tormentas e inundaciones que les lleguen?

Pensemos en ello…

Podemos aprender a danzar con la climatología, y sentirla parte de nuestro Ser, bailar con ella, sentir como su Fuerza nos alimenta y nos ayuda a recobrar vida, a sentirnos vivos y parte del Todo. A sentir que nos somos ajenos a ella, sino partícipes. Y por ello, podemos contribuir a cambiar el rumbo del denominado cambio climático por otro más amoroso, suave y dulce para todos, incluyendo toda la Naturaleza. Porque las industrias, bombas, masacres de animales, bosques y selvas contribuyen a ello. Pero nuestra climatología interior mucho más. Y la Tierra expresa nuestro estado interior para que reaccionemos y aprendamos… para que tomemos las riendas de nuestras vidas y participemos activamente en construir un planeta habitable, donde todos los seres vivos podamos vivir en paz, conviviendo unos con los otros, sin supremacías.

Porque este artículo en ningún momento quiero que sea leído como una crítica hacia nosotros. Sino al contrario, como una reflexión y un camino de empoderamiento. Porque todos somos importantes y únicos. Somos creativos y tenemos un potencial precioso y magnífico con el cual co-crear nuestra realidad y la realidad del planeta.

Si comenzamos a dirigir nuestra intención y energía hacia el corazón, comenzaremos a crear cambios alrededor.
Puede que al principio imperceptibles. Pero con el paso de las semanas y los meses, se irán manifestando.
Y con ello, no solo contribuiremos a un cambio en la climatología, sino en todas las realidades de nuestras vidas, contribuyendo a construir una sociedad más humana, donde la compasión, la paz, la empatía y la cooperación sirvan para renacer nuestra relación con todos los seres vivos y con nosotros mismos. Que sirvan para re-descubrirnos y maravillarnos de lo preciosos y únicos que somos… Porque somos mucho más de lo que pensamos, y ahora ya estamos preparados para empezar a descubrirlo.

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