Wednesday, February 27, 2019

El Sonido: terapia del siglo XXI



Se considera que el sonido terapéutico es la terapia del siglo XXI. Como ya había sido utilizado con este fin hace miles de años en diversas civilizaciones, como la egipcia, la hindú y en la antigua Atlántida. Y en tribus indígenas de todo el planeta.
Porque el sonido accede a nuestro cerebro de forma directa, sin filtros, igual como la aromaterapia. Estimula la conexión entre los dos hemisferios, nos aporta equilibrio y armonía con nosotros mismos y con la naturaleza. Y nos recuerda quienes somos y por qué estamos aquí, ya que accede a las memorias profundas situadas en la amígdala cerebral y en nuestro ADN. Estimula nuestra capacidad perceptiva y nos despierta nuestra sensibilidad más allá de los cinco sentidos físicos, estimulando nuestro tercer ojo y la actividad electromagnética de nuestro corazón. Porque despierta partes adormecidas de nuestro chakra del corazón. Y estimula todas las glándulas de nuestro sistema endocrino, abriéndonos a la Vida y a nuestro precioso mundo interior mítico y espiritual.

El sonido activa, desbloquea y despierta el quinto chakra, el de la garganta. Nos ayuda a reconocer viejos y profundos patrones cristalizados en nosotros, para liberarlos con facilidad.
También actúa de forma magnífica y eficiente en la primera y quinta capas del campo energético. Y en general, en todas las capas de nuestro campo energético. Activando con ello nuestro potencial sanador natural y nuestros dones innatos.



Desde hace unos años, y en particular, desde el año pasado, estamos viviendo cambios energéticos increíbles en la Tierra.
Unos cambios que, de momento, parece que solo hacen aumentar la violencia, la incomprensión, los odios y fanatismos, el afán de atacar para protegerse de lo desconocido, de regresar al pasado. Y también contribuyen al aumento espectacular de las enfermedades crónicas y misteriosas, especialmente las que se manifiestan a nivel mental como el Parkinson, demencia, bipolaridad y Alzheimer, en adultos (y actualmente incluso en adolescentes), como la hiperactividad, la falta de concentración y el autismo en los niños.
El aumento de estas, y otras enfermedades, nos lleva a un nuevo paradigma de la medicina. Tanto la convencional como la alternativa.

Incluso viejas formas de sanar tan antiguas como las mismas civilizaciones que trabajaban los chakras a nivel energético para equilibrar y sanar las personas ya no funcionan de la misma manera que un año atrás. Porque nuestro sistema energético completo está cambiando. Y nuestro cuerpo también. Nuestros chakras y campo energético están cambiando potenciando un cambio de respuestas de nuestro cuerpo a los mismos estímulos que vivíamos meses o años atrás. Nuestro cuerpo nos necesita, nos reclama atención, cariño y cuidado. Nos pide fervorosamente que lo amemos tiernamente. Y, a menos que nos adaptemos a dichos cambios, la sanación y otras terapias alternativas y convencionales, no funcionan como años atrás. Nuestra alma nos pide que vayamos más profundamente en nuestro interior. Y es por esta razón por la que desde hace un año la sanación energética que ofrezco es más profunda y va a trabajar los Códigos de Luz que hay en el interior de nuestra alma. Más allá de los chakras y del campo energético, accediendo a regiones profundas, sutiles y misteriosas de nuestra alma que ya estamos preparados para descubrir y potenciar.

Al mismo tiempo están surgiendo nuevas posibilidades que hasta ahora estaban más o menos latentes. Como la terapia del sonido. Es decir, usar el sonido como medio para sanar nuestro cuerpo y nuestra alma.

Como ya he comentado al principio, el sonido es una terapia tan antigua como la misma humanidad. Sea utilizando la voz de forma terapéutica, los cantos, mantras, sonidos de cuencos tibetanos, los tambores. Como también usando sonidos científicos basados en una mezcla de diversos sonidos, tanto ambientales de la naturaleza (el mar, los ríos, el viento, los pájaros) como los que produce el cuerpo humano de forma natural cuando nuestra sangre fluye por las arterias y venas, el latido del corazón, el sonido de la respiración, de los pulmones… junto a sonidos primordiales que afectan directamente las ondas cerebrales emitidas por el cerebro. Y, por tanto, el estado de conciencia del cerebro y de todo nuestro cuerpo.

El cerebro puede acceder y manifestar diversos estados de conciencia que se han nombrado como estado beta, alfa, theta, gamma, lambda y delta. Y otro nivel más profundo, denominado épsilon por el Dr. Jeffrey Thompson, USA, que conecta el lóbulo temporal inferior izquierdo, el lóbulo temporal inferior derecho, el córtex posterior y el córtex prefrontal y frontal, más el hipocampo y la amígdala y cuya oscilación es de tan solo 0.1-0.2Hz.


A través del sonido podemos acceder y afectar de manera positiva las mitocondrias, los telómeros (terminaciones de nuestro ADN que afectan nuestra longevidad y proceso de envejecimiento). Podemos entrar en un estado de relajación profunda y ayudar a desintoxicar nuestro cerebro de toxinas tanto físicas (metales pesados, aspartame…) como mentales (pensamientos tóxicos recurrentes que nos atrapan en patrones de vida y de comportamiento que nos llevan a vivir situaciones poco saludables y que nos encaminan hacia la enfermedad).
El sonido nos ayuda a eliminar el estrés, conocido actualmente como una de las primeras causas que provoca enfermedades. Y en particular las denominadas crónicas y misteriosas tanto en niños como en adultos.
La otra causa principal es la alimentación procesada, las harinas y azúcares blancos, los conservadores y aromas artificiales… y las toxinas ambientales debido a colonias y perfumes hechos en laboratorios, jabones y productos de limpieza del hogar químicos, ambientadores, polución, agua contaminada, pesticidas, herbicidas.

En general, vivimos estresados. Siempre pensando en lo que debemos de hacer luego, en el mañana, sin tiempo para nosotros, ni para descansar un rato tranquilos y aquietar la mente desconectando de la TV y los móviles. Sea leyendo un libro, escuchando música, pasear por el campo y/o meditar.

Además, el cuerpo también está estresado. Y puede que, desde nacimiento. Debido a que ha de batallar contra virus, bacterias estreptococos y toxinas que pasan de padres a hijos vía los fluidos de la sangre desde el momento de su concepción. Toxinas que pueden estar en nuestra sangre, como metales pesados, que podemos albergar en nuestro interior desde hace 7 generaciones y más. O el DDT que desde los años 1950 estuvo utilizándose indiscriminadamente por unos 30 años hasta que se vio que era cancerígeno y nocivo para la salud. Y que, desde entonces, por el solo hecho de haber estado en el ambiente y haber sido respirado, nuestros cuerpos lo ingirieron y lo hemos transmitido a nuestros hijos en el momento de la concepción o durante su gestación.
Y parte de estas toxinas, como algunos metales pesados, se depositan en el cerebro. Creando disrupciones de los neurotransmisores e incitando a desarrollar hiperactividad, autismo y otros estados de conciencia que impiden a la menta desarrollarse de forma sana y equilibrada.
La acumulación de toxinas en el cerebro propicia vivir bajo estrés, ya que el sistema nervioso está hiper estimulado e intenta buscar vías alternativas para conectar las neuronas y crear nuevos caminos neuronales. Además de provocar emisiones de adrenalina cada vez más constantes que van quemando, literalmente, las neuronas poco a poco.

Pero el cerebro está conectado con todo el cuerpo vía los nervios. Y la salud del cuerpo afecta el estado del cerebro. Como también el estado del cerebro afecta la salud del cuerpo.
Y de todo ello, las primeras afectadas son las mitocondrias. Unas pequeñas bacterias situadas en el interior de todas y cada una de nuestras células responsables de la generación de energía ATP, del metabolismo, y de combatir las infecciones que atacan las células.  Por lo que es habitual actualmente, que tengamos las mitocondrias cansadas o desgastadas con paredes celulares débiles y ADN débil (ellas tienen su propio ADN que es afectado por los aditivos artificiales que se añaden a la comida procesada y los ambientadores y perfumes, además de los cosméticos químicos).

El sonido terapéutico es capaz de acceder a las mitocondrias y fortalecerlas, ayudarlas a recuperarse de su aletargamiento, de su cansancio. Las despierta y activa. Ayudando, por tanto, a encaminarnos a la salud.

La terapia sonora que ofrezco la denomino “Baño de Sonido” donde, además de tener una parte psicológica donde el hablar con la cliente es muy importante, para proponer diversas estrategias para trabajar su estado de salud, sea físico, emocional o mental, también la induzco en una meditación. Y a continuación, hay propiamente el Baño de Sonido apropiado para la persona. Que puede durar entre 30-60 minutos, dependiendo de sus necesidades. Y al que se puede añadir un baño de olor con aceites esenciales para crear una atmósfera relajada, tranquila y acogedora donde la cliente se sienta a gusto.
Son sesiones terapéuticas donde el sonido es el medio para acceder al estado natural de sanación que nuestro cuerpo es capaz realizar por sí mismo si le damos las condiciones favorables para ello.
Porque se trata de acompañar la persona en conectar con su propio potencial sanador interior, estimulándolo a través del sonido, y que sea ella quien lleve a cabo su proceso interior de descubrimiento de su capacidad sanadora a través de las modulaciones de diversos sonidos adecuados.

Porque tenemos un potencial maravilloso por descubrir y desarrollar. Ya que somos hermosas semillas de energía, hechas de Luz y Sonidos primordiales que danzan de forma preciosa y majestuosa a cada instante en nuestro interior y alrededor. Una Luz y unos Sonidos que se conectan indivisiblemente con las emitidos por la naturaleza, por las plantas y árboles, los ríos y montañas, los pájaros y los océanos. Y por los sonidos imperceptibles emitidos por el sol, la Luna y todos los astros y vientos cósmicos que llegan a la Tierra a cada instante, llenándonos con sus vibraciones y la información que traen.

Y vale la pena despertar este potencial maravilloso para aprender a crear nuestras vidas y nuestra salud.

¡Qué tengáis un día lleno de Luz y Sonidos amoroso!

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