¿Podemos aprender de la
climatología?
¿Qué nos dicen los
fenómenos meteorológicos de nosotros?
¿Estamos relacionados de
alguna manera con ellos?
A lo largo de estos días,
en una buena parte de nuestro país hemos vivido una climatología intensa. Hemos
visto como los elementos Agua y Aire se desplegaban a nuestro alrededor
mostrando toda su magnificencia.
Y a pesar de que la mayoría
de nosotros lo percibimos como un fenómeno externo a nosotros, e incluso ajeno
y perturbador porque va más allá de nuestra capacidad por controlarlo, y nos
desafía con su presencia. Lejos está de ser cierto. Porque todo lo que ocurre “fuera”
de nosotros es una magnífica y amorosa expresión de lo que sucede en nuestro
interior.
Dejadme que me explique…
Los humanos nos
encontramos en unos momentos que nos sentimos satisfechos porque pensamos que
podemos controlar el mundo. Pensamos que controlamos los cauces de los ríos y
las aguas. Y vemos las aguas como un elemento que necesitamos para sobrevivir,
pero ajeno a nosotros, algo a utilizar a nuestro antojo, controlar y
manipular. Cuando, controlándolo y
construyendo presas y diques hemos bloqueado el ciclo natural de las aguas. No solo
hemos entorpecido, sino bloqueado el curso natural de los ciclos de las aguas
en todo el planeta. Y debido a ello, hay zonas con escasez y grandes sequías
mientras otras se inundan con frecuencia.
Pero hay más…
¿Sabíais que en el
antiguo Egipto cuando el Nilo se desbordaba era motivo de celebración? Porque significaba
que las tierras adyacentes eran fertilizadas y habría buenas cosechas. El desbordamiento
del Nilo se celebraba, se danzaba y se cantaba dando gracias al Universo por
proveer en abundancia. Ya que lo vivían como una manifestación del Amor del Universo…
veían el desbordamiento del Nilo como un signo a través del cual el Amor del
Universo se volcaba hacia ellos, con todos sus dones de abundancia, prosperidad
y luz.
En cambio, ahora vivimos
el desbordamiento de un rio, o la fuerza arrasadora de las olas del mar, como
una catástrofe. Porque está en juego nuestro dinero por todas las
construcciones que han sido deterioradas por las aguas descontroladas del río o
del mar. Porque está en juego nuestro orgullo, al ver cómo todo lo construido
para controlar el cauce y los límites del mar, incluso construyendo viviendas cercanas
como si pensáramos que aquellas aguas que se mecen delante de nuestras narices nunca
se moverán ni se expresarán. Y que se mantendrán siempre bien controladas para
nuestro uso y disfrute.
O creamos playas y todo
de complejos turísticos alrededor con el solo propósito de ganar dinero, viendo
la naturaleza como una fuente de ganancias en vez de un lugar precioso donde
vivir, pasear y disfrutar de su presencia y su energía amorosa.
Mientras la presencia
amorosa de la Tierra, a través de su cuerpo y de su energía, armoniza y
dulcifica estos fenómenos climatológicos mucho. Pero nunca atravesando las
fronteras de nuestro libre albedrío. Porque hay unos límites a partir de los
cuales, hay un aprendizaje a realizar por todos y cada uno de nosotros. Y la
Tierra, igual como todo ser vivo, por muy amoroso que sea, no puede atravesar
porque estaría contraviniendo una de las leyes de este universo, que justamente
es la Ley del Libre Albedrío… una ley que aún no hemos aprendido a usar, pero
que nos abre un campo infinito de posibilidades a vivir.
Este cambio de
percepción de la realidad que vivimos actualmente se remonta y desde hace unos
4 siglos, a través de los cuales nos hemos ido enfocando cada a vez más en
vivir desde la razón, despreciando y apartando todo lo que fuera espiritual, relativo
al alma y que los sentidos físicos no pudieran percibir. Al hacerlo, nos hemos
olvidado de que los elementos tienen alma, igual que nosotros. Y su alma está
conectada con la nuestra… porque somos Uno con ellos.
Ellos representan
nuestros ancestros más lejanos… ellos han sido los creadores responsables de
crear unos fundamentos a partir de los cuales nuestras almas y cuerpos pudiesen
encarnarse, sustentarse y realizar caminos de vida. ellos son los principales
responsables de que podamos vivir en este planeta y expresar nuestra Esencia de
Luz mientras nos sumergimos en los mundos físicos para conocerlos, expresarnos
a través de ellos y sanarnos.
Queridos, hay una ley
del Universo que nos dice que “tal como es arriba, es abajo; y tal como es
adentro, es afuera. Porque no hay nada fuera de nosotros que no resida en
nuestro interior”. Y esta ley nos indica que todo lo que sucede a nuestro
alrededor nosotros contribuimos a su expresión y manifestación. Que no somos
ajenos a lo que sucede. Incluyendo la climatología…
Pero también nos indica
que nuestro potencial es mucho más potente y fuerte de lo que pensamos.
Las Aguas están
conectadas con nuestras emociones y sentimientos, y con las aguas de nuestro
cuerpo… ¿controlamos nuestras emociones hasta que se desbordan? ¿son tóxicas y “sucias”
los líquidos que circulan por nuestro cuerpo? ¿por qué a veces las lluvias se
expresan de forma arrobadora provocando que los ríos y mares se manifiesten con
todo su potencial pleno?
Igual porque hay mucha
tristeza en la humanidad… demasiada tristeza que intentamos no ver, girando la
vista ante las guerras y abusos que sufren, y sufrimos, una buena parte de la
humanidad, sin empatía ni compasión…
Igual porque nos hemos
olvidado de que somos co-partícipes de la vida en la Tierra.
Igual nos hemos olvidado
de que el sufrimiento de los demás, por lejos que vivan de nosotros, es también
nuestro propio sufrimiento, y lo llevamos dentro, acumulándose en nuestro
corazón, sin darnos cuenta de ello. Aunque, sin darnos cuenta también, nos
vamos protegiendo cada vez más, acorazando y apartando de la vida, encogiéndonos
y haciéndonos pequeños, pensando que no podemos hacer nada para remediarlo.
Pero hay más…
¿Quién no se ha sentido
triste, melancólico o incluso deprimido o desolado en días grises o lluviosos?
Mientras que cuando sale el sol, parece que la alegría nos regresa y nos
sentimos más abiertos a la vida y optimistas. Indicándonos hasta qué punto el
clima nos afecta.
Por todo ello, podemos sentir
que no podemos hacer nada ante los evento climatológicos, cuando, en verdad,
podemos hacer mucho.
Por un lado, y más
importante de lo que parece, podemos ayudarnos a desintoxicar nuestro cuerpo. Y
con ello, nos ayudaremos a desintoxicar los líquidos de nuestro cuerpo,
facilitando que las emociones que hay atrapadas en nuestro interior surjan y se
liberen fácilmente.
Por otro lado, podemos empezar
a reflexionar cómo bloqueamos y controlamos nuestras emociones. ¿Qué emociones hay
en nuestro interior que tenemos miedo de ver y reconocer?
Las emociones son
energías en movimiento. Y los humanos las bloqueamos sin saber qué hacer con
ellas, porque dejamos que la razón y la lógica prime sobre nosotros y gobierne nuestras
vidas. Pero podemos transmutarlas. Y siempre, siempre, podemos escoger qué tipo
de emociones sentimos, independientemente de las situaciones que vivimos.
Porque las situaciones
no generan emociones, sino que solo hacen aflorar las que ya residen en nuestro
interior. En realidad, no somos víctimas de las situaciones, sino que podemos
ser maestros de ellas, y ser nosotros quienes las manejamos y las redirigimos hacia
el corazón para devolverlas a su justo lugar: situaciones que nos dan la oportunidad
para conocernos mejor, expresarnos y sanarnos desde el corazón.
Siempre podemos escoger
sentir alegría en vez de tristeza, compasión en vez de rabia o resentimiento,
aunque nos cueste un tiempo alcanzar la maestría en ello. Porque si solo nos
dejamos llevar, nuestras emociones alimentan las ya existentes en el inconsciente
colectivo. Alimentan los egos. Y a las personas que se alimentan de esos egos
(gente con afán de poder, avaricia y de control sobre los demás y sobre el
mundo). Pero también nos alimentamos nosotros de ellas, sin darnos cuenta. Y nos
mantenemos dentro de un ciclo vicioso del cual no sabemos salir.
Aunque hay más…
Sabíais que el viento trae
mensajes de la Tierra y del Cosmos. Pero cuando es huracanado expresa
pensamientos humanos, y no solo diferencia de presiones entre un lugar y otro. ¿Qué
pensamientos no queremos reconocer en nosotros que son destructivos?
Las rayos pueden ser
expresión de los deseos de muchas personas hacia un colectivo. Y los truenos,
las intenciones de muchas personas hacia un colectivo… ¿queremos que ciertas
personas desaparezcan de nuestras vidas? Sean éstas lejanas o cercanas…
¿Pensamos que así la
vida será más fácil, que la incomodidad habrá desaparecido o que habrá recursos
para todos? Puede que sea así por un tiempo. Pero al cabo de unos meses o unos
pocos años, el orgullo, afán de poder y avaricia volverán a la carga manifestándose
a través nuestro en forma de escasez para algunos, represión, falta de libertad…
Y, entonces, ¿volveremos a desear que nuevos colectivos sean destruidos,
contribuyendo a la creación de grandes tormentas e inundaciones que les lleguen?
Pensemos en ello…
Podemos aprender a
danzar con la climatología, y sentirla parte de nuestro Ser, bailar con ella,
sentir como su Fuerza nos alimenta y nos ayuda a recobrar vida, a sentirnos
vivos y parte del Todo. A sentir que nos somos ajenos a ella, sino partícipes. Y
por ello, podemos contribuir a cambiar el rumbo del denominado cambio climático
por otro más amoroso, suave y dulce para todos, incluyendo toda la Naturaleza. Porque
las industrias, bombas, masacres de animales, bosques y selvas contribuyen a
ello. Pero nuestra climatología interior mucho más. Y la Tierra expresa nuestro
estado interior para que reaccionemos y aprendamos… para que tomemos las
riendas de nuestras vidas y participemos activamente en construir un planeta habitable,
donde todos los seres vivos podamos vivir en paz, conviviendo unos con los
otros, sin supremacías.
Porque este artículo en
ningún momento quiero que sea leído como una crítica hacia nosotros. Sino al
contrario, como una reflexión y un camino de empoderamiento. Porque todos somos
importantes y únicos. Somos creativos y tenemos un potencial precioso y magnífico
con el cual co-crear nuestra realidad y la realidad del planeta.
Si comenzamos a dirigir
nuestra intención y energía hacia el corazón, comenzaremos a crear cambios
alrededor.
Puede que al principio
imperceptibles. Pero con el paso de las semanas y los meses, se irán
manifestando.
Y con ello, no solo
contribuiremos a un cambio en la climatología, sino en todas las realidades de
nuestras vidas, contribuyendo a construir una sociedad más humana, donde la
compasión, la paz, la empatía y la cooperación sirvan para renacer nuestra
relación con todos los seres vivos y con nosotros mismos. Que sirvan para
re-descubrirnos y maravillarnos de lo preciosos y únicos que somos… Porque somos
mucho más de lo que pensamos, y ahora ya estamos preparados para empezar a
descubrirlo.