SUPRARRENALES:
La emoción del miedo juega
un papel muy importante en nuestras vidas.
En realidad, nuestra
sociedad vive desde un estado de miedo permanente que nos llega a través de
todos los canales, sean mediáticos, políticos o económicos, sea a través de
estereotipos sobre nuestra salud y nuestro cuerpo, o sobre lo que debemos
consumir y lo que no. El miedo no solo afecta nuestro estado emocional, haciéndonos
más vulnerables y susceptibles, más manipulables, sino que también tiene
grandes consecuencias en nuestro cuerpo físico.
Nuestro cuerpo es un
precioso ser vivo, está vivo y forma parte de nosotras. Está a nuestro lado y
nos quiere incondicionalmente. Por eso nos protege tanto como puede de toda la
polución ambiental, sea física, emocional o mental. Porque el cuerpo no tiene
tan solo una dimensión física, o material, sino también emocional y mental. Y nos
protege y nos cuida hasta que empieza a manifestar síntomas, que se van
transformando en disfunciones, que se van transformando, sin apenas darnos
cuenta, en enfermedades denominadas autoinmunes o crónicas.
¿Y por qué sucede?
Una de las razones es
porque no le prestamos atención…
Puede que nos maquillemos,
que escojamos qué tipo de ropa queremos ponernos y cual no, qué tipo de calzados
usamos… pero ello muchas veces es más debido a los condicionantes sociales
sobre cómo debemos mostrarnos a los demás que a al hecho de amar nuestro
cuerpo. Aunque también juegan nuestros gustos personales en todo ello.
Pero cuando llega el
momento de encontrarnos cansadas, por ejemplo, pasamos por alto nuestra necesidad
de descansar y continuamos adelante con nuestros quehaceres, anteponiéndolos. Y
esta actitud se va sucediendo un día tras otro… y siempre anteponemos a los demás
o nuestro trabajo, sin escuchar las necesidades de nuestro cuerpo… hasta que un
día algo no funciona… vamos al médico y nos diagnostican una enfermedad crónica….
¿Qué nos hemos perdido por el camino?
Hoy hablare sobre sobre
el papel de las glándulas suprarrenales en nuestra salud porque considero que en
este mundo de “locos” en el que estamos bombardeadas de información, no siempre
encontramos la más adecuada para entender nuestro cuerpo, darle la atención que
nos pide y empezar un camino de regreso al corazón, a través del cuerpo…
empezar a amarlo tal y como es… empezar a aceptarlo tal y como es, a abrazarlo
por lo que es, y acercarnos a sentir y responder su amor incondicional hacia
nosotras…
Y más allá de ello,
porque he vivido desde hace muchos años lo que significa tenerlas agotadas, exhaustas. Y aún
ahora me estoy recuperando de ello. Ellas nos pueden condicionar en nuestra
calidad de vida y en nuestras actividades diarias. Nos pueden limitar, y mucho,
cuando nos les prestamos la suficiente atención y dejamos pasar el tiempo pensando
que la fatiga es pasajera, o el insomnio, o… que ya nos recuperaremos, que el
cuerpo todo lo aguanta. Hasta que llega un día que no aguantamos, que
levantarnos de la cama es un gran esfuerzo, y realizar cualquier tarea
cotidiana parece escalar una montaña (y sé lo que significa! por lo que puedo
compararlo). Y nos vamos arrastrando porque es lo que hemos de hacer, porque
siempre hay tareas por realizar, porque “hemos de hacer…” Y el cuerpo se va
deteriorando y deteriorando hasta que pide auxilio desesperadamente. Igual entonces
lo escuchamos…
Entonces, ¿qué son las suprarrenales?
Las glándulas
suprarrenales se encuentran situadas justo encima de los riñones. Segregan diversas
hormonas, como la adrenalina y el cortisol. Pero también son responsables, en buena
parte, de la generación de estrógenos y testosterona (por lo que pueden estar involucradas en casos de infertilidad tanto femenina como masculina), como también de la buena
metabolización de las T3 y T4.
Ellas son en gran parte
responsables de nuestro nivel de energía y fatiga, y de nuestra capacidad de soportar
el frío o ser muy sensibles a él. Las suprarrenales participan en casi todos
los quehaceres diarios de nuestras vidas, estimulando el cuerpo para que
podamos realizarlos, sea desde caminar con brío hacia el trabajo, mover los
intestinos, nadar en el agua, mantenernos despiertos y activos mientras conducimos,
estamos delante del ordenador o estudiamos, mientras cocinamos o vamos a buscar
a los hijos al colegio. Y solo por la noche, cuando nos damos un respiro, si es
que nos lo damos, ellas respiran, se relajan, y dejan paso a la generación de
nuevas hormonas, como la melatonina, para que podamos parar nuestro ritmo y
dormir un merecido sueño reparador. Y aún así, ellas no duermen. Sino que
mientras soñamos, también generan un tipo de adrenalina para ayudarnos a
reparar el cuerpo y que nos levantemos sanos y recuperados para empezar una
nueva jornada.
Pero también son
importantes para ayudarnos a materializar nuestra creatividad en forma de
prosperidad (especialmente si trabajamos por nuestra cuenta). Cuando tenemos
fatiga suprarrenal, y sobre todo si es severa, nos será difícil materializar
nuestra prosperidad. Además de que nos será más fácil perder oportunidades en
la vida. sea porque no somos capaces de cogerlas con firmeza, sea porque éstas “resbalan”
de nuestro campo energético, ya que estamos demasiado débiles para que entren a
formar parte de nosotras.
Y también están involucradas
con la cantidad de energía que utilizamos para llevar a cabo nuestras ilusiones
y deseos. Si están fatigadas, tendremos poca energía para realizar nuestras ilusiones,
y la vida pasará por delante nuestro mientras somos espectadoras, incapaces de participar
activamente en ella.
Porque las suprarrenales están regidas por el tercer chakra y por el primero. Están relacionadas con nuestro poder y fuerza interior, con nuestra valía y la capacidad por hacerla valer ante las distintas situaciones de la vida. Si están débiles, tendremos debilidad, nos tomaremos todo muy a pecho y nos lo haremos nuestro aunque no tenga nada que ver con nosotras. Si están exhaustas nos sentiremos pequeñas ante la vida, incapaces de cambiarla, estaremos atrapadas al arquetipo víctima/verdugo, y puede que también al de salvadora. En nuestro interior habrá un "no puedo, no soy capaz" muy profundo y bien cristalizado en nuestras células y en nuestra mente. Y nos será dificil caminar con los pies bien puestos en la Tierra. Puede, incluso, que tengamos raíces en el cielo... mirando hacia arriba y deseando estar en otro lugar en vez de este (aunque cada una lo experimenta a su manera, en distintos grados de intensidad, y abanico de sensaciones y percepciones).
Porque las suprarrenales están regidas por el tercer chakra y por el primero. Están relacionadas con nuestro poder y fuerza interior, con nuestra valía y la capacidad por hacerla valer ante las distintas situaciones de la vida. Si están débiles, tendremos debilidad, nos tomaremos todo muy a pecho y nos lo haremos nuestro aunque no tenga nada que ver con nosotras. Si están exhaustas nos sentiremos pequeñas ante la vida, incapaces de cambiarla, estaremos atrapadas al arquetipo víctima/verdugo, y puede que también al de salvadora. En nuestro interior habrá un "no puedo, no soy capaz" muy profundo y bien cristalizado en nuestras células y en nuestra mente. Y nos será dificil caminar con los pies bien puestos en la Tierra. Puede, incluso, que tengamos raíces en el cielo... mirando hacia arriba y deseando estar en otro lugar en vez de este (aunque cada una lo experimenta a su manera, en distintos grados de intensidad, y abanico de sensaciones y percepciones).
Las suprarrenales emiten
56 tipos distintos de hormonas, 20 de las cuales se liberan en situaciones excepcionales
de nuestras vidas como el dar a luz o cuando estamos de luto y sentimos la
pérdida de una persona querida. Mientras que las 36 restantes son tipos
distintos de adrenalina que se liberan bajo un estado de estrés y miedo, o
cuando sentimos alegría, gozo, ilusión, cuando reímos, cuando nos sentimos
culpables, vergonzosas, intimidadas… ya que cada emoción estimula un tipo distinto
de adrenalina. Así, igual como hay adrenalinas beneficiosas asociadas a
emociones positivas, también existen adrenalinas destructivas: las asociadas a
los miedos, culpas, vergüenza, ansiedad…
El síntoma más habitual que
nos indica que las suprarrenales necesitan atención es la Fatiga Suprarrenal.
Que puede manifestarse
en forma de debilidad, falta de energía, problemas para concentrarnos, estar
confusas fácilmente, olvidadizas, tenemos problemas para completar tareas que
antes eran fáciles de realizar, tenemos a veces una voz ronca, digestión pobre,
restreñimiento, depresión, insomnio, no sentirse descansada después de dormir y
con la necesidad de hacer laguna siesta durante el día.
La fatiga adrenal es un
grito de auxilio de nuestro cuerpo, pero también de nuestra alma… que nos
reclaman descansar, darnos tiempo para nosotras, reconstruirnos y reconstruir
nuestra vida. Nos dicen que es momento de parar y poco a poco, día a día, ir conectando
de nuevo el cuerpo con nuestra alma y nuestro espíritu… irnos reconectando con
la vida y volver a la vida.
Como la adrenalina juega
un papel importante en los sueños, cuando tenemos las suprarrenales fatigadas,
no pueden liberar la adrenalina necesaria mientras dormimos, generando
insomnio, que no podamos dormir, o que estemos tan cansadas que apenas podamos
levantarnos de la cama.
Y esta fatiga se va
manifestando, paulatinamente, en otros órganos y glándulas. Como el páncreas
que se inflama o alarga por un exceso de trabajo para compensar la falta de
actividad adrenal. También el corazón puede trabajar más para ayudar a regular
los niveles anormales de cortisol y azúcar en la sangre… que con el tiempo
puede ocasionar fatiga del músculo cardíaco (acompañada de una fatiga e
incapacidad para procesar emociones, afectándonos todo mucho más).
Una subida súbita de
cortisol, debido a una situación de estrés, puede comerse las reservas de glicógeno
y hierro en el hígado, forzándolo a trabajar más para crearlas de nuevo, si la
alimentación adecuada lo acompaña. Y nuestro sistema nervioso y el cerebro
pueden quedar fuera de lugar, actuando de forma inusual (la adrenalina debida a
los miedos y estrés se va comiendo la mielina que envuelve los axones de las neuronas).
Muy poco cortisol debido
a una fatiga de las suprarrenales puede causar problemas, ya que juega un papel
importante en la conversión de la hormona T4 almacenada para ser transformada en
T3, y permitir que la T3 entre en las células y las recargue. Una falta de
cortisol provoca que las células estén faltas de esta hormona tiroidea. Y entonces
podemos experimentar síntomas de hipotiroidismo, aunque la tiroides esté bien,
como ganar peso, depresión, pérdida de cabello, uñas quebradizas, piel áspera o
muy fina, tener frío, fluctuaciones de azúcares en la sangre. Aunque también se
pueden tener estos síntomas cuando la tiroides no funciona bien y sí funcionan
bien las suprarrenales. También se puede tener fatiga neurológica (cuesta
concentrarse y estudiar) debido a una inflamación del sistema nervioso central
que alberga virus del tipo EBV y HHV.
Los síntomas más claros
de que nos indican que tenemos fatiga adrenal son:
1.
Caemos fatigados a principio del día, o a lo largo de él,
necesitando pausas para descansar.
2.
Sentirnos cansadas todo el día y en cambio sentirnos más energéticas
al regresar a casa, al relajarnos. Debido a que es entonces cuando las
adrenales liberan las pocas hormonas que tenían de reserva, y que han ahorrado
durante todo el día.
3.
Estar muy exhaustas por la noche pero con dificultad para
dormir. Porque la fase REM necesita hormonas que las suprarrenales ya no tienen,
no pueden generar.
4.
Experimentamos sudor continuo en las axilas cuando
realizamos cualquier actividad. Debido a que nuestro sistema endocrino está
trabajando todo el tiempo para compensar la fata de adrenalina adecuada.
5.
Se tiene sed continuamente, y no se apaga aunque bebamos.
O se tiene la boca seca, o hay necesidad de tomar sal para intentar compensar
la falta de electrolitos destruidos en el sistema nervioso y en la sangre
debido a subidas súbitas de cortisol. Ya que necesitamos reemplazarlos. Y para
ello, es importante que tomar algo que equilibre el sodio, el potasio y la
glucosa, como el agua de coco, zumo de manzana acabada de exprimir, zumo de
apio, zumo de apio y mañana, zumo de apio y pepino.
6.
Visión borrosa o dificultad para enfocar la vista debido
a un exceso de cortisol que deshidrata la zona ocular, afectando a uno o varios
lugares sensibles de los ojos. Ello requiere de una gran hidratación. También puede
ir acompañado de círculos oscuros bajo, o alrededor, los ojos o tener los ojos
hundidos.
7.
Deseo continuo de estimulantes como café cargado, té,
sodas, galletas, donuts… como sustitutivo de las suprarrenales. Aunque crean una
estimulación súbita de las suprarrenales, que va acompañada de un bajón,
creando un círculo vicioso que empeora el funcionamiento de las suprarrenales
con el paso del tiempo.
Entonces, ¿qué hacer?
1.
Es muy importante liberar cualquier forma de estrés que estemos
viviendo, aprender a vivir de una forma más objetiva, sabiendo que no somos las
situaciones que vivimos, sino que éstas nos acompañan para descubrir aspectos
de nosotros a reconocer y sanar, mientras lo hacemos desde el corazón… meditar,
pasear tranquilamente por el bosque o un parque, estar en silencio un rato,
calmar la mente y crear un campo electromagnético coherente entre mente y
corazón, mindfulness, tai-chi, qi-gong, yoga, son técnicas muy adecuadas para ayudarnos.
2. Visualizar la Flor de la Vida en cada una de las
suprarrenales, como forma de meditación, para ayudarlas a recuperarse más
rápida y equilibradamente.
3.
Evitar vivir bajo el miedo, la angustia, la intimidación,
la culpa de forma prolongada. Aprender a gestionar las emociones, a
desinvolucrarnos de ellas y a situarnos en el corazón para irnos identificando
con el Amor y la Luz que realmente somos. Ya sé que es muy fácil decirlo y más difícil
ponerlo en práctica, pero cada día un poco… y al cabo de un tiempo nos daremos
cuenta del sendero recorrido. Para ello, es conveniente dejar de realizar actividades que las estimulen como el "puenting" y otras actividades de riesgo, subir a montañas rusas y entrar en las casas del terror de los parques de atracciones, o ver películas de terror que nos llenan de angustia y miedos, la conducción temeraria, el querer tener siempre razón en las discusiones con la gente, el esperar al último momento para realizar tareas con vencimiento...
4.
Girar nuestra mirada hacia el cuerpo… empezar a valorarlo
y a cuidarlo. Para ello, es importante proporcionarle la alimentación adecuada
como:
a.
Comer cada 1 ½h -2h proporcionándole sodio, potasio y
glucosa en forma de snacks: dátil + 2 ramas de apio + una manzana
½ aguacate
+ espinacas + naranja
Boniato
+ perejil + col kale con limon
b.
Comer espárragos, plátanos, arándanos silvestres, ajo,
brócoli, kale, frambuesas, moras, lechuga romana, manzanas rojas, germinados.
c.
No comer, o minimizar tanto como se pueda las grasas y
las proteínas animales o vegetales porque ponen bajo estrés y deforman el hígado
y el páncreas, creando resistencia a la insulina.
d.
Tomar: infusión o extracto de raíz de regaliz,
espirulina, ester-C, cromo, ginseng siberiano, schisandra, ashwagandha,
magnesio, 5-MTHF, cordiceps, rosa mosqueta, hierba de cebada en polvo,
astrágalo, melisa (en infusión, hidrolato o extracto sin alcohol), rodiola.
e. Usar aceites esenciales que ayudan a equilibrar y reforzar las suprarrenales como el AE pino silvestre, AE abeto negro o azul, AE jengibre, AE katrafay, AE ravintsara. Y aplicarlos directamente en forma de masaje sobre las suprarrenales dos veces al día. O difundir, con un difusor, aceites esenciales tranquilizantes y relajantes que nos ayuden a disolver el estrés y la ansiedad que tenemos, como el AE abeto pectinado, AE ravintsara, AE mejorana, AE ylang-ylang, AE lavanda, AE mandarina y/o AE petit-grain. O aplicarnos dos gotitas de uno de estos aceites esenciales en la parte interior de las muñecas, o usar AE de rosa o neroli como relajantes y potenciadores de la autoestima. Además de poner unas gotas de lavanda, neroli o jazmín en la almohada para ayudarnos a relajarnos cuando nos vamos a dormir.
e. Usar aceites esenciales que ayudan a equilibrar y reforzar las suprarrenales como el AE pino silvestre, AE abeto negro o azul, AE jengibre, AE katrafay, AE ravintsara. Y aplicarlos directamente en forma de masaje sobre las suprarrenales dos veces al día. O difundir, con un difusor, aceites esenciales tranquilizantes y relajantes que nos ayuden a disolver el estrés y la ansiedad que tenemos, como el AE abeto pectinado, AE ravintsara, AE mejorana, AE ylang-ylang, AE lavanda, AE mandarina y/o AE petit-grain. O aplicarnos dos gotitas de uno de estos aceites esenciales en la parte interior de las muñecas, o usar AE de rosa o neroli como relajantes y potenciadores de la autoestima. Además de poner unas gotas de lavanda, neroli o jazmín en la almohada para ayudarnos a relajarnos cuando nos vamos a dormir.
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