¿Qué papel tienen en
verdad las proteínas en nuestro cuerpo?
¿Son tan imprescindibles
como nos dicen?
¿O hay algo más…?
Os invito a descubrirlo…
Podemos empezar diciendo
que las proteínas no sanan.
El mito de las proteínas
proviene de los años 1940 y 1950 cuando los médicos se vieron abrumados por la
cantidad de mujeres que entraba en sus consultorios con síntomas que no sabían
catalogar. Y como respuesta a los malestares femeninos respondieron con dar
importancia a las proteínas. Y desde entonces no ha hecho más que continuar, debido
al auge paulatino de la industria alimenticia con los animales y sus intereses
económicos, a pesar de las investigaciones realizadas a lo largo de los últimos
10 años sobre su papel en el cuerpo.
Lo que realmente sana el
cuerpo son los minerales, oligoelementos, vitaminas, glucosa natural que
tomamos a través de los alimentos de algunos suplementos alimenticios, si es
necesario.
Es importante tener en
cuenta que cada persona es distinta, y su cuerpo responde a los alimentos, al
entorno y forma de vida de forma única y distinta a los demás. Cada hígado es
único. Y actúa de forma única en cada una de nosotras.
Por ejemplo, ha gente
que come lentejas y se siente bien, mientras que otras personas se sienten
hinchadas y con gases debido a la alta cantidad de fibra que contienen.
Pero además, nuestro
hígado, una vez recibe los aminoácidos de los alimentos que hemos comido, los
clasifica y los reúne para formar nuevas proteínas… las proteínas que distinguen
nuestro cuerpo de los demás… las proteínas que identifican todas y cada una de
nuestras células, como si fueran diminutas etiquetas que se colocan en la pared
celular, de la células foráneas que entran en nuestro cuerpo. De forma que el
sistema inmunológico puede identificar lo que viene de fuera y no es propio del
cuerpo de aquello que es nuestro. Y si es nocivo, trabajar para neutralizarlo y
eliminarlo.
También es importante saber
que las respuestas de los genes son proteínas… que ellos mismos generan a
partir de los aminoácidos que recibe nuestro cuerpo. Y son proteínas que no
podemos encontrar en el exterior (ni a través de la carne animal, ni a través
de los frutos secos y semillas, o legumbres). Sino que son fabricadas por ellos
mismo como respuesta a la información que reciben del entorno donde se
encuentra la célula (si es ácido, alcalino, si está hidratado, si le faltan nutrientes,
sales minerales o glucosa, qué tipo de neurotransmisores llegan y en qué
cantidad… todo ello son indicadores de nuestra actividad. Tanto física, como
emocional y mental. Y los genes responde a ello, accionando los mecanismos
naturales hacia la salud o hacia la disfunción y enfermedad. Porque no hay nada
que sea genético. La genética responde a nuestro estado interior, sea el que
sea. Y por ello es tan importante que aprendamos a manejar nuestra mente, a “domarla”
como haríamos con un animal salvaje que queremos domesticar, conectando la
mente con el corazón para crear un campo electromagnético coherente que nos
impulsa a la salud física. Pero sobre todo a la salud emocional, mental y
espiritual.
Cuando comemos, tenemos
necesidad de saciarnos, de sentirnos llenos. Y muchas veces buscamos esta
saciedad en alimentos con muchas grasas y proteínas. Cuando, en realidad, la
saciedad está relacionada con el número de calorías que ingerimos, no si
comemos proteínas o grasas. Aunque éstas, al necesitar una digestión lenta para
ser asimiladas, (y si lo llegan a ser), nos dan la sensación de saciedad o que
pasamos más horas sin tener hambre.
En general, las personas
ingerimos mucha más cantidad de proteína de la que necesita el cuerpo. Porque
las frutas y las verduras llevan proteínas asimilables.
Los niños necesitan 2g
de proteína al día.
Los adolescentes y
adultos necesitan 7-10 g de proteína al día. Pudiendo subir hasta 15g. pero si
subimos a más, por ejemplo, 50g o más, nos encaminamos a vivir disfunciones del
hígado, enfermedades del corazón y cardiovasculares, diabetes, disfunciones
cerebrales…
Por ejemplo, la proteína
proveniente de los espinacas no contiene grasas. Es saludable para el cuerpo. Y
éste la asimila bien.
Y si se quiere, se puede
comer proteína animal. Pero entonces es recomendable que sea ternera ecológica
y, a poder ser, alimentada con hierba, no cereales. Y eliminar completamente de
la dieta los lácteos y los huevos, ya que alimentan los virus y bacterias que
podamos tener en el cuerpo, y son fuente de una gran cantidad de enfermedades.
Si se quiere comer
frutos secos y semillas que sean en poca cantidad al día, máximo un puñado.
El mito de que puede
caer el cabello si no se come proteína animal es erróneo. Porque la caída del
cabello sucede alrededor de un año más tarde de haber vivido alguna situación
especialmente estresante, una pérdida de alguna persona querida, problemas de
trabajo, económicos, personales que nos hayan afectado profundamente.
Para proteger el cabello
es importante comer proteínas de las hojas verdes (espinacas, lechuga romana,
acelgas, germinados), comer brócoli y coliflor.
Una vez se llega a los
65 años de edad, y en adelante, es importante minimizar la ingesta de proteína
y grasas, sobre todo de procedencia animal. Y en cambio comer muchas espinacas,
zumo de apio, alga nori para hacer rollitos de verduras y arroz, ensaladas, un
aguacate al día va bien (más no porque llevan mucha grasas). Comer plátanos,
sandía y frutas diversas cada día.
Es muy importante tener
en cuenta que la leche materna contiene un 85-90% de glucosa, un 2% de grasas,
un 2% de proteína y el resto son sales minerales. Estos son los requerimientos
de un bebé para crecer. Y estos requerimientos no varían una vez somos niños,
jóvenes, adultos o de edad avanzada.
Los músculos necesitan
glucosa para funcionar. Pero no proveniente de azúcares y carbohidratos
refinados. Necesitan mucha glucosa y muy poca proteina. Además de ejercicio e ingerir el número
necesario de calorías para saciarse con plátanos, dátiles, arándanos
silvestres, frutas, naranjas, muchas hojas verdes cada día, mucho zumo de apio
cada día, patatas son críticas para construir músculo (tanto para la gente
mayor, como para los niños y personas de todas las edades). Porque las patatas
contienen un tipo de proteína que es de las más importantes que existen para el
cuerpo. Podemos comer 3 cada día.
Los músculos también
necesitan mucho el zumo de apio por las sales minerales que lleva. Y en particular para recuperarse de
enfermedades crónicas como la fibromialgia, la esclerosis múltiple y las
pérdidas musculares debido a las sales minerales que lleva.
De esto puedo dar fe por mí misma. Porque, aunque nunca he sido partidaria de las proteinas, tomaba algunas de vez en cuando y había apartado demasiado de mi dieta las sales minerales y las frutas (tomaba, pero no en cantidad suficiente al día). Y hace dos años estaba con apenas masa muscular, sin nada de fuerza y sin capacidad de realizar ningun tipo de ejercicio físico (solo andara duras penas), además de fatiga crónica, fibromiálgia con tendencia a la parálisis, insomnio galopante, síndrome de piernas nerviosas (desde hacia años, pero que se había agravado en los últimos 4 años), pérdida importante de cabello, gases, dolores de estómago muy fuertes y alguna que otra migraña de vez en cuando. Y podía tocar todos los huesos de mis brazos y piernas... A medida que cambié hace un año y medio la alimentación, poco a poco, estoy recuperando la masa muscular y la fuerza, además de estar sanando las diversas enfermedades crónicas.
Pero continuemos...
De esto puedo dar fe por mí misma. Porque, aunque nunca he sido partidaria de las proteinas, tomaba algunas de vez en cuando y había apartado demasiado de mi dieta las sales minerales y las frutas (tomaba, pero no en cantidad suficiente al día). Y hace dos años estaba con apenas masa muscular, sin nada de fuerza y sin capacidad de realizar ningun tipo de ejercicio físico (solo andara duras penas), además de fatiga crónica, fibromiálgia con tendencia a la parálisis, insomnio galopante, síndrome de piernas nerviosas (desde hacia años, pero que se había agravado en los últimos 4 años), pérdida importante de cabello, gases, dolores de estómago muy fuertes y alguna que otra migraña de vez en cuando. Y podía tocar todos los huesos de mis brazos y piernas... A medida que cambié hace un año y medio la alimentación, poco a poco, estoy recuperando la masa muscular y la fuerza, además de estar sanando las diversas enfermedades crónicas.
Pero continuemos...
Cuando
tenemos la sangre sucia y grasa no podemos construir músculos sanos.
Los deportistas y
atletas que quieren construir músculo y mantenerse sanos y en forma en los
retos que afrontan en las competiciones, es muy importante que tengan en cuenta
3 cosas para obtener y mantener unos músculos sanos y fuertes:
1.
Glucosa saludable, que entra en las células musculares,
las ayuda a crecer y expandirse proveniente de frutas, verduras, patatas,
calabaza.
2.
Sales minerales provenientes del zumo de apio son
críticas para sostener las células musculares. Sino éstas se van atrofiando o
debilitando. Ayuda a eliminar las toxinas en los músculos, como el ácido
láctico y otros. Las sales minerales del apio se enganchan a las toxinas y no
las sueltan, eliminándolas del cuerpo. Y así contribuye a que las células
musculares no mueran por atrofia. Mientras que la proteína ayuda a que los
músculos se suelten y sean flácidos., por lo que se requiere un mayor
entrenamiento y un mayor gasto de energía para fortalecerlos.
3.
Ejercicio. Los músculos necesitan ser usados para
fortalecerse y construirse.
Los atletas pueden tomar
cada día, sin problema 6-7 naranjas (para ingerir la cantidad de calcio
necesario asimilable para los huesos, tendones, ligamentos y músculos), 20
dátiles, 10-16 bananas, una sandía entera para desayunar (después de los 700ml
de zumo de apio), para saciarse e ingerir las calorías necesarias y requeridas
por el ejercicio que realizan.
Los aguacates son lo más
parecido, en composición, a la leche materna. Son muy recomendables para los
niños y adultos también.
A los niños se les puede
dar un aguacate al día, plátanos, mangos, sandía (pero no solo una tajada
delgada), manzanas en batidos para ayudarles a desarrollar saludablemente el
cerebro, el hígado y todo el cuerpo.
Los dátiles en
particular son muy buenos para los niños y los atletas. Ayudan a construir
huesos y fortalecen los músculos. Son una buena fuente de vitamina A,
complejo-B, ricos en hierro, calcio, manganeso y potasio. Mejoran la
resistencia física, la agilidad y la estamina en los atletas y las personas en
general cuando realizamos una actividad física importante. Ayudan a controlar
el ritmo cardíaco y la presión arterial. Por lo que protegen de enfermedades
coronarias y cerebrales. Y podemos preparar dulces muy sanos, como el que os
sugiero a continuación…
Dulce de dátil:
1 ½ taza de dátiles sin
hueso
¼ taza de sirope de arce
1/3 taza de mantequilla
de almendra (se puede preparar colocando un puñado de almendras en un
procesador de alimentos y batirlas bien hasta que quedan como mantequilla) o
comprar en un supermercado ecológico.
1 cucharada de vainilla
en polvo
½ cucharada sopera de
canela
¼ cucharada sopera de
cardamomo (opcional)
Batirlo todo en un
procesador de alimentos hasta que quede una pasta suave en forma de bola.
Sacarla y aplanarla
sobre una superficie que no se pegue (papel para el horno, por ejemplo), en un
recipiente.
Colocarla en el
congelador por espacio de 2 horas o toda la noche.
Sacarlo y cortar a
pedazos. Salen unos 14-16 pedazos que pueden ser degustados como un caramelo, o
acompañando una infusión, o como snack cuando estamos fuera de casa.
La información de este artículo se basa principalmente en los estudios realizados por Anthony William @medicalmedium, el Dr. Joe Dispenza y el Dr. Bruce Lipton (ambos trabajan en el HeartMath Institute de California).
La información de este artículo se basa principalmente en los estudios realizados por Anthony William @medicalmedium, el Dr. Joe Dispenza y el Dr. Bruce Lipton (ambos trabajan en el HeartMath Institute de California).