Hoy quiero hablaros sobre una
pequeña molécula, pero muy importante para la salud de nuestro cuerpo y de nuestra
alma…
Una molécula cuyo papel va
más allá del puramente físico, y nos acompaña e induce a danzar con la Vida. E igual
como otras moléculas, aún falta mucho camino por recorrer para comprender bien
cómo se genera y cuál es su tarea con nosotros. Ya que una parte se genera en
nuestro microbioma (bacterias beneficiosas alojadas en nuestros intestinos), y
otra parte por la glándula pineal a medida que el sol se esconde tras el
horizonte, para dejar paso a los mundos nocturnos, insondables y eternos, y
grandiosos al mismo tiempo…
Muchos de nosotros hemos oído
hablar de la melatonina y de su importancia para conciliar el sueño, como potente antioxidante que ayuda mucho en enfermedades crónicas, y que también nos puede ayudar adelgazar. Porque la melatonina
actúa como una hormona y un neurotransmisor en nuestro cuerpo, induciéndonos y acompañándonos
a entrar en un sueño dulce y reparador, más allá de toda experiencia vivida a
lo largo del día.
Pero como toda célula u
hormona, o parte de nuestro cuerpo, por ínfima que sea, no solo se manifiesta
como algo material y tangible a nuestros sentidos, sino también como una
energía.
Porque, igual como nos encontramos viviendo y ocupando un espacio tridimensional
concreto, que nos da la vertiente de “partícula o cuerpo espacial”, también “ocupamos”
un tiempo. Y no solo un tiempo medible en años, días, horas, minutos y segundos.
Sino un tiempo más allá de todo presente, que se extiende por el pasado y hacia
futuros probables. Y es esta dimensión de tiempo, o de no-tiempo, la que nos da
la particularidad de expresarnos como ondas, o campos electromagnéticos.
Este concepto de
onda-partícula, tanto lo podemos aplicar a un cuerpo medible como el nuestro,
como también a partículas diminutas e ínfimas que recorren y forman parte de
nuestro cuerpo y de toda la naturaleza alrededor, y a entes subatómicos.
Así, la melatonina, tiene una
energía que la caracteriza, y que, con su presencia en nuestro cuerpo,
contribuye a nuestra salud y bienestar. Una energía que se despliega y expresa desde
lo femenino, y con colores y sonidos propios, y que contribuye a nuestra
armonía y equilibro interior.
Una energía que es femenina, porque
es fría, magnética, que nos anima a recogernos e ir hacia nuestro interior,
dejando el mundo exterior y nuestra conciencia física durante unas horas. Su hermosa
energía nos abraza, invitándonos a vivir el sueño como un espacio-tiempo para
nosotros, único y reparador, vivificador y sanador. A sentir este espacio-tiempo
como algo confortable y amoroso, fuera del espacio y del tiempo, que nos acoge
tiernamente cual una maravillosa cueva en el interior de la Tierra, oscura,
fresca y acogedora al mismo tiempo, donde podemos acurrucarnos sin miedo para
encontrarnos a nosotros mismos, mientras permitimos que nuestro cuerpo entre en
un periodo sanador y reparador después de todo lo vivido durante el día.
La melatonina nos ayuda a
enraizarnos a la Madre Tierra, a sentirnos acogidos y protegidos por Ella. Nos ayuda
a amarnos y a darnos permiso para recogernos fuera del ruido exterior e
interior de nuestra mente. Y así entrar en otros mundos afines al alma, donde
poder sanar y reencontrar aspectos de nosotros mismos para traerlos al aquí y
al ahora, por ejemplo, a través de los sueños.
Así como la serotonina es
masculina, diurna, solar, y nos ayuda entrar en el mundo consciente una vez
abrimos los ojos por la mañana, manteniéndonos en forma y con energía para nuestras
actividades diarias. La melatonina es femenina, igual como la noche, la luna y
la oscuridad. Y nos ayuda a conectar con la energía Femenina Cósmica, con el
Divino Femenino. Con el reino de lo desconocido, inmaterial y eterno donde la
danza con la Vida fluye de forma natural sin resistencias ni egos.
Pero actualmente hay muchos
problemas de insomnio y dificultades para dormir. Y parece más bien que tenemos
miedo a entrar en la oscuridad natural, manteniéndonos despiertos y con las
luces encendidas hasta altas horas de la noche, e incluso de la madrugada. ¿A qué
tenemos miedo?
Entrar en el mundo de los
sueños es mirar de frente a la muerte, entendiendo ésta como un cambio de estado
de conciencia: pasar del estado consciente diurno, al estado “inconsciente”
nocturno, dejando que el cuerpo y su maravillosa inteligencia e intuición natural
trabajen por su cuenta sin ser controlado por nuestra mente racional (aunque no
nos demos cuenta de ello). Mientras el alma se adentra en sus mundos naturales
y propios, muy necesarios para nuestro bienestar y salud holística como seres
humanos.
Del mismo modo podemos decir
que al despertarnos por la mañana, vivimos una muerte, ya que pasamos del estado
inconsciente al consciente. Pero no lo vivimos así, sino que damos por hecho que
nos despertaremos y continuaremos nuestras actividades desde el punto donde las
dejamos el día anterior.
Nuestra cultura occidental
tiene miedo a la muerte. No se atreve a mirarla a la cara, la rehúye y la
esquiva. Pero después cada día nos enfrentamos a situaciones de estrés que nos
recuerdan que la muerte existe. Sea a través de dificultades económicas, sea al
conducir el coche o la moto, al salir a la calle, o a través de precariedades
salariares y en el trabajo o en el hogar. Puede que sea este miedo a la muerte
una de las causas por la que no dormimos bien, por la que nos despertamos a
media noche, o nos vamos a dormir tarde, aunque al día siguiente tengamos que
madrugar. Y ese miedo, u otro que almacenamos en nuestro interior, nos desconecta
de nuestro cuerpo, de la Madre Tierra y de la Naturaleza. Nos vacía de
magnetismo, de capacidad para amarnos y de crear deliciosos espacios donde
sentirnos bien. Sea encendiendo incienso y unas velas, poniendo música suave y
relajante un rato antes de irnos a dormir, leyendo un libro que nos guste,
paseando por el campo o por un parque contemplando la puesta de sol o las
estrellas… o dándonos un baño relajante y sanador con aceites esenciales, por
ejemplo.
Aunque también podemos crear
hermosos espacios armoniosos, únicos para nosotros, mientras cocinamos, regamos
las plantas o meditamos. ¡Ya que todo depende de nuestra creatividad!
Tomar melatonina por espacio
de un mes, por ejemplo, nos ayuda a reconectar con esa feminidad interior y
creatividad. Con los ritmos naturales de nuestro cuerpo y fluir más fácilmente
con la vida.
Aunque la podemos tomar hasta
3 meses seguidos, si tenemos necesidad de ello. Después aconsejo dejarla por un
tiempo, porque el cuerpo se acostumbra y ya no hace el mismo efecto, y
cambiarla por hierbas medicinales que nos acompañan hacia la relajación, calma
interior, y hacia un sueño profundo y sanador como la valeriana, la amapola californiana,
pasiflora, lúpulo, lavanda y la escutelaria.
¿Y por qué os explico todo
esto?
Porque, queridos, nos encontramos
viviendo unos tiempos de cambios importantes, donde reconectar con nuestro
Femenino Interior es muy importante para recobrar la salud, tanto física como
emocional, mental y espiritual. Porque estamos entrando en una época de cambios
profundos para la humanidad, un periodo de corrección. Donde los viejos
sistemas ya no responden a nuestras necesidades y empiezan a desmoronarse mientras
construimos unos nuevos, más acordes al ser humano y a la naturaleza. Más acordes
con la Madre Tierra, el corazón y la conciencia de Luz.
Y es en esta época tan
especial, donde nuestra alma nos invita y empuja dulcemente a reencontrar
nuestro equilibrio y armonía interior entre el yin y el yang, entre nuestro femenino
y nuestro masculino, como necesidad imperiosa a encaminarnos hacia una armonía
de todas las sociedades y civilizaciones. Donde la colaboración, cooperación y
empatía desde el respeto mutuo sean la base. Como también el rencontrar nuestro
poder interior como seres humanos completos. Y para ello, hemos de acompañar
tanto el cuerpo como el alma, sintiendo que ambos son la manifestación de un
solo aspecto: nuestro espíritu encarnado en este hermoso planeta…
¡Qué tengáis un día muy
hermoso, lleno de Amor y Luz!